martes, 7 de julio de 2009

MINERVA AGUILAR

El otro cielo

Toco la ranura de tu boca,

en la hora exacta del deseo:

tus labios se deslizan bajo el cristal de las caricias.

No me basta decirte “te quiero”

en cualquier hora me pierdo en ti

en los sonidos que huyen sin retorno a mis entrañas,

en mis ruinas nada es cierto sólo mis olvidos,

olas desbordadas en tu mar te soy necesaria.

A la otra orilla de la vida voy llegando como peregrina

en una tarde donde se oscurece temprano

y las palabras son viento de agua

que caen como lluvia esparcida

en tu cuerpo extendido.


Yo ver la tarde

Llover la ropa vacía de mi vida

horas marcadas por un silencio azul,

agua gris atada por el tiempo

a otra vida puertas se deslizan: gotas de sol.

Llover otras palabras de locura

dejarlas salir desde el fondo de mi ser

bajo las ramas de los árboles desvanecidos.

Las tardes se fueron a una orilla de ti

a un rincón debajo de la vida,

ojos de hormigas separadas:

tu cárcel es mi presagio.

Eres enigma tapándose los labios.

árbol escondiendo la noche.


Can-da2

A María Rivera

No tengo corazón para las cosas

solo una oscura colección de nombres que olvide memorizar

recuerdo de cajas rotas el corazón de un hombre deseado,

baúles perdidos,

resbaladillas en el aire,

horas mal contadas apretando los can-da2

Como la medida exacta del miedo siento la vida como una falda de otoño

un camino de ciegos

desesperanzada búsqueda

No tengo corazón para hacer mi vida,

prefiero atarme a tu silencio diurno

en el mismo lugar de las cosas

olvidadas.


Y (sur (gentes))

Eres avenida y vagabunda del medio día,

mía: la puta de todos

Eres veneno que duele

te desviste la noche con las luces:

medida de todas las cosas

Tienes una languidez de piel amarga:

liberas las penas de una congoja

entristecida rompes el llanto en mi turbio remolino,

loca manía de estacionar los vaivenes

Te hiciste pequeña Inmortal

soñamos con el despertar

de tus libélulas atropellándonos la existencia

Vida y muerte todo confluye en ti

todo se mezcla como el arco iris,

luces sin pestañear, moribundos semejantes

sienten sus profundas heridas.

Así estás avenida a tu cintura:

siento tu enredadera de helicópteros

señales de televisión y celulares manoseando mi silueta

de mujer velada.

Golpeada como selva desértica

acompaño la vida de los espectaculares que te ahogan

furias acalambran tu paso de majestad afligida

Miro tu atardecer despeinado

niñas con el ombligo descubierto,

tiras de mis trenzas:

para no dejarme sentada en la banca

Somos desiguales

sigues perdiendo una noche,

una madrugada de ira

a dónde no sé me lleva la vida.

Lo semáforos te miran enrarecidos

en el duermevela

transportas pupilas

a la línea amarilla

de los usuarios del silencio.







Minerva Aguilar Temoltzin (1975) Es originaria de Tlaxcala, entre sus publicaciones cuenta con la plaquette Imágenes de luna en el espejo (1997), auspiciada por el ITC y el CONACULTA. Tiene publicado el libro Amor-Atados (2002), con el cual obtuvo el premio estatal de poesía “Dolores Castro” en el 2000, así como el libro En la piel de nadie (2005) publicado por el Instituto Tlaxcalteca de Cultura, el Gobierno del estado de Tlaxcala y el CONACULTA.

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